Plano tridimensional: Ensayo Conceptual

Plano tridimensional se construye sobre una cuadrícula de colores primarios y formas geométricas que funcionan como códigos visuales de significados esotéricos. Cada tonalidad posee un valor simbólico preciso:

– Negro: el vacío primordial y la ausencia absoluta.
– Blanco: la luz, el conocimiento y la revelación.
– Rojo: el fuego transformador de la mente y la acción.
– Verde: el agua y la energía vital que fluye de ella.
– Amarillo: la tierra y su materialidad tangible.
– Azul: el viento, lo etéreo y lo inmaterial.

Estos colores están organizados siguiendo un patrón simétrico que refuerza el concepto de equilibrio y dualidad, principios fundamentales dentro de la alquimia y el hermetismo. La disposición cromática no es aleatoria, sino que sugiere un mapa de interacciones entre fuerzas opuestas que coexisten en armonía.

Geometría y simbolismo en el plano tridimensional

La Vesica Piscis, presente en la composición, representa el inicio de la creación y la intersección de planos de existencia. Es un símbolo ancestral vinculado con la gestación de la vida y la estructura oculta del universo. La superposición de cuadrados sobre la imagen humana alude a la fragmentación de la identidad en distintas capas de percepción. Mientras que algunas secciones permanecen expuestas, otras están cubiertas, enfatizando la construcción de la identidad como un juego entre lo revelado y lo oculto. Esta segmentación visual refuerza la idea de que la realidad es multidimensional y varía según la conciencia de quien la observa.

El cuerpo como manifestación de la consciencia

La figura desnuda dentro de la composición es un símbolo de la vulnerabilidad y la libertad, un punto de encuentro entre lo físico y lo metafísico. La postura adoptada por el cuerpo es clave: los brazos que protegen el torso reflejan la necesidad de resguardo, mientras que la apertura de las piernas sugiere la disposición a trascender lo prohibido y explorar lo desconocido.

El uso del símbolo del infinito en el pecho y la estabilidad de los pies refuerzan la noción de autoconciencia y reconocimiento del propio lugar dentro de la estructura cósmica. En este sentido, el cuerpo se convierte en un medio para la evolución espiritual, un vehículo de conexión entre lo material y lo trascendental.

Dualidad y unidad

Los medios círculos inferiores representan la dicotomía entre lo masculino y lo femenino, una referencia a la mitología platónica sobre la naturaleza dividida del ser humano. Sin embargo, estos elementos también funcionan como espejos, reflejando la idea de que la dualidad es solo una construcción perceptual y que la verdadera meta es la reunificación con el todo. En esta pieza, la figura humana actúa como un puente entre lo terrenal y lo divino, lo tangible y lo etéreo, materializando la sinergia entre opuestos dentro del concepto de Plano tridimensional.

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